Dániel Márkos Szentiványi (1637–1689)[i] un noble rumano, que llegó a ser el XIV Obispo de la Iglesia Unitaria de Transilvania, vivió durante unos años en Londres hacia 1665. Era un noble erudito que había estudiado en Leiden y en Frankfurt. Quizás por su formación teológica reconoció en una librería de Londres (suponemos que con gran sorpresa) uno de los libros más raros del mundo -incluso ya en esa época- y especialmente importante para él.
Se trataba de un libro prohibido cuya totalidad de los ejemplares impresos habían sido mandados quemar hacía ya más de 100 años. El hallazgo era increíble y revestía una importancia capital porque las ideas teológicas contenidas en ese libro habían servido de base a Ferenc Dávid (1510-1579)[ii] para que elaborara la doctrina de la Religión Unitaria y fundara en 1568 la Iglesia Unitaria de Transilvania –su Iglesia-.
En el libro -impreso clandestinamente- no aparecía ni el nombre del autor ni del impresor. Solo estaba encabezado por su título: Christianismi Restituttio (Restitución del Cristianismo), pero Dániel Markos Szentiványi sabía muy bien quien lo había escrito hacía ya más de 100 años y quizá, evocara entonces a su autor: Miguel Servet, Miguel Serveto, Michel de Villaneufve, Miguel de Villanueva, Michael Servetus Villanovanus o Michel Servet, alias Revés. Cualquiera de estos nombres fue adoptando el autor del libro. Pero… ¿Qué se decía en el libro? ¿Qué peligrosas ideas se hallaban expuestas en él para haber sido condenado a la hoguera y a la vez haber servido de inspiración de una nueva religión?
Debemos, para descubrirlo, retroceder en el tiempo.
EL RENACIMIENTO
Vayamos hacia las primeras décadas del siglo XVI. Es la época del Renacimiento, (una manera de pensar fundamentalmente nueva según Erasmo de Rotterdam) y todas las naciones europeas se agitan en un ansia inagotable de saber y renovación. Es la época de la Reforma protestante[iii] y por tanto, fatídico para la unidad del Cristianismo. El Papa Clemente VII ha excomulgado a Enrique VIII de Inglaterra y su consecuencia ha sido el nacimiento de una nueva Iglesia, la Anglicana. El Imperio Español se halla radicalmente opuesto al movimiento reformista y el monarca Carlos I ha convertido la defensa del catolicismo en uno de los vértices de la política imperial.
Esta es la época del autor de Christianismi Restituttio: Miguel Servet[iv], y será preciso que hagamos una aproximación a su vida para conocer por qué quemaron su libro.
Tal y como él mismo escribe en uno de sus libros, era español nacido en 1511 en Villanueva de Sigena,[v] en la actual provincia de Huesca y al parecer en el seno de una familia acomodada.
Con 12 o 13 años comienza a estudiar Artes Liberales (con contenidos de filosofía y teología) en la antigua Universidad de Zaragoza, un centro educativo muy influenciado por las ideas de Erasmo de Rotterdam. El Centro estaba regido por cuatro maestros de Artes y un Gran Maestro.
Miguel Servet demuestra gran capacidad intelectual. A los 16 años, con el título de bachiller en Artes se convierte en uno de los cuatro Maestros de Artes del Studium de la Universidad. Son años de apertura religiosa, de aires de tolerancia pero, aunque no se conocen las razones [vi] tiene una grave discusión con el Gran Maestro (que también era su tío) Gaspar Lax, lo que origina su expulsión de la Universidad. Todo el claustro de profesores e incluso su familia se posicionan a favor del Gran Maestro y dada su gran influencia, toda posibilidad de trabajar en cualquiera de los Studiums próximos queda bloqueada. Sólo le queda a Servet, la vía del exilio. Toulouse, en Francia, será su destino.
Es muy probable que fuera Juan de Quintana, un clérigo Franciscano a quien conoció estando en la Universidad, quien le contratara como secretario[vii]. El hecho es que fue con él a Toulouse y allí estudió durante dos años derecho y dado que había aprendido griego y hebreo, estudió también teología y las sagradas escrituras por su cuenta. Se cree también que aquí podría haber tenido acceso a libros prohibidos.
Por este tiempo, hacia 1530, Juan de Quintana se convierte en el confesor del Carlos I de España, y Servet, unido a él e integrado en el séquito imperial como su paje o secretario, viaja por Italia y Alemania y asiste a la coronación por el Papa de Carlos V como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Bolonia. Lo que ve no le gusta; es más, le indigna toda la pompa y lujo desplegados por el Papa y su séquito. Esto es clave en su vida religiosa: se aparta del catolicismo y sigue el camino de la Reforma.
Entonces, Servet, toma la decisión de apartarse de quien le había contratado, el clérigo Quintana –católico franciscano- y hacia finales de 1530 se dirige a Basilea, ya que esta ciudad se había distinguido por una mayor tolerancia ante la disidencia de la Reforma. De hecho, había sido una ciudad refugio para otros humanistas, como Erasmo de Rotterdam, que permaneció en ella hasta 1529. Aquí, logra un empleo como corrector de una imprenta local y aprovecha que en la ciudad vive el erudito reformador Ecolampadio (Johannes Oecolampadius) para realizar una visita. Ecolampadio acoge a Servet y éste se convierte en su huésped durante unos diez meses. En el transcurso de este tiempo, dado que Ecolampadio era un gran hebraísta, Servet perfecciona el hebreo, y su condición de teólogo propicia que debatan ampliamente sobre esta materia y se adentran en temas concretos como el misterio de la Trinidad, que a Servet le tiene absorbido: No puede asumir este dogma porque no encuentra nada que lo respalde en las Sagradas Escrituras. También debaten sobre el bautismo en los niños, que Servet tampoco acepta. Para él, el bautismo solo tiene sentido en la edad adulta.
Pero los tiempos en la Basilea acogedora y tolerante cambian rápido. El clima de tolerancia se enrarece. Servet confía en convencer al reformador que le ha dado hospedaje, pero lejos de eso, Ecolampadio, junto a otros reformadores como Zwinglio, piensan denunciarle. Confirman que hay en Basilea un joven español antitrinitario y arriano. (El Arrianismo fue un herejía cristiana que tuvo su origen en las ideas de Arrio -siglo III- y que se caracterizaba por negar que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre. El arrianismo fue condenado en el Concilio de Nicea, reunido en el año 325).
Servet ha aprovechado el tiempo de Basilea para plasmar en un libro sus ideas teológicas sobre la Trinidad. Todavía no ha publicado su libro, pero entiende que Basilea no es lugar para él. El hombre con el que ha convivido y en el que ha confiado piensa denunciarle y ante esa perspectiva, Servet se marcha de nuevo, esta vez a Estrasburgo. Y llega así el año 1531.
1531: PRIMERAS AMENAZAS
Este es un año agitado, de cambios. Las ideas religiosas de Servet han llegado a oídos de la Inquisición protestante y está amenazado por la Reforma, pero lejos de arredrarse, en Estrasburgo logra convencer al impresor Setzer y, en el mes de julio de 1531, se imprime y pone a la venta su primer libro sobre la cuestión teológica que tanto había reflexionado De Trinitatis Erroribus. (Sobre los errores de la Trinidad).
Servet no se esconde, bajo el título aparece su nombre: Per Michaelem Serveto, alias Reves, ab Aragonia, Hispanum.
¡No hay duda de que firma su libro!
1531 es un año decisivo para Servet.
En Estrasburgo estudia y vive con otros dos sabios reformadores W. Capito y Martin Bauzer, pero la publicación de su libro sobre la Trinidad, al que añade otra publicación (De Iustitia Regni Christi -Sobre la justicia del Reino de Cristo-) acaba por romper su relación.
No sólo eso. La Inquisición Española, cuando es conocedora de estos hechos se pone también en marcha. Servet, a los 20 años, está enemistado con los católicos y con los protestantes. Ambos le persiguen ya por hereje y a finales de 1532 le llegan noticias inequívocas de que es persona non grata en Estrasburgo y Basilea y sabe que la Inquisición de Francia y España le persiguen.
¿Adónde ir? La zozobra y la duda debieron hacer mella en él porque incluso llega a pensar en ir a América.[viii]
Pero Servet se refugia en París.
PARÍS
Sin embargo, De Trinitatis Erroribus, aunque declarado herético, no era el libro que había encontrado Daniel Markos en la librería de Londres. Aún habrá otro libro de mayor calado, de mayor profundidad, que revolverá las entrañas a católicos y protestantes. Un libro en el que reunirá toda su visión teológica. Esto puede dar una idea del carácter de Servet: estudioso y obstinado a partes iguales. Pero antes de llegar a escribirlo, en París, Servet estudia medicina. Y con unos resultados sorprendentes.
Aunque está documentada su matriculación en la Facultad de Medicina de París el 25 de marzo de 1537[ix], no está muy clara su cronología en París, ni el tiempo exacto que residió en esta ciudad.
Se cree que, antes, hacia finales de 1534 Servet deja París para dirigirse a Lyon, gran centro comercial donde había muchos simpatizantes de la Reforma. Servet llega a Lyon con una nueva identidad, Michel de Villaneufve, con lo que trata de evitar las persecuciones de la Inquisición española. Allí trabaja en una imprenta como corrector de pruebas. Acredita y da muestras de su amplia erudición y en 1535 recibe el encargo de la publicación y anotación de la Geografía de Claudio Ptolomeo.
Y es en Lyon donde conoce a un hombre extraordinario (que llegó a ser el médico más reputado de Francia) Sinforiano Champier, quien le exhorta a que reanude sus estudios de medicina y para ello le recomienda en la Universidad de medicina en Paris.[x]
En 1537 ya se halla estudiando en París y entre sus profesores, Jean Fernel y Jacobo Silvio son de reputación universal y entre sus condiscípulos está Vesalio, el gran anatomista del Renacimiento.
Su talento le hace progresar. Estudia anatomía y fisiología y de alumno pasa a maestro. Al año siguiente escribe un tratado sobre jarabes terapéuticos del que se hicieron cinco ediciones. Siroporum Universa ratio. En París, Servet hereda, precisamente de Vesalio, el puesto de ayudante en las disecciones. Su conocimiento de la obra de Galeno —el médico grecorromano cuyas teorías prevalecían por entonces— no tenía rival.
Pero el inquieto Servet, movido por su enorme curiosidad le hizo aproximarse a otras disciplinas y eso, también, le trajo problemas. Estudió Astrología e incluso llegó a impartir un curso de esta materia en el colegio de los lombardos, en el que defendía la influencia de los astros en los eventos futuros. Esto no fue nada bien recibido por las autoridades académicas que no aceptaban la Astrología como disciplina canónica. Y tanto fue así, que los médicos de la facultad le acusaron y denunciaron como sospechoso de mala doctrina, primero a la Inquisición y luego ante el Parlamento de París. Servet, además, no sólo había impartido el curso sino que también había escrito un libro sobre Astrología: Apologética disceptatio pro astrología en el que exponía hechos astronómicos (anunciaba, por ejemplo, un próximo eclipse de Marte por la Luna; un fenómeno que resultó ser cierto) pero, también, proclamaba sucesos no astronómicos y entre ellos, grandes catástrofes y persecuciones contra la Iglesia Católica. La Astronomía y la Astrología se imbricaban peligrosamente para Servet.
A principios de 1538, el Parlamento de París sentencia que, Servet, si bien podía continuar haciendo profesión de Astrología en lo que pertenece a la influencia general de los cuerpos celestes, no podía aventurarse en los particulares influjos de los astros. Aunque parecía benévola la sentencia, también le obligaba a entregar todos los libros que había editado de la Apologética y le exigía que guardara reverencia y obediencia a sus maestros y preceptores.
Tras esta sentencia, Servet abandona París.
Menéndez Pelayo (en su Historia de los Heterodoxos españoles)[xi] cree que fueron estas desavenencias con los doctores de la Universidad las que provocaron que Servet saliera de París.
12 AÑOS DE CALMA EN VIENA DEL DELFINADO
Servet ha estudiado medicina y en una difícil encrucijada de su vida, encuentra un lugar donde practicarla. Se dirige a Charlieu, allí permanece durante tres años (estando en esta ciudad se hizo rebautizar por los anabaptistas). De Charlieu vuelve a Lyon (1541) y le piden publicar una segunda edición de la Geografía de Ptolomeo y además que revise y anote una nueva obra: la Biblia latina de Santes Pagnino, (un dominico especializado en la lengua hebrea que por encargo del papa León X tradujo la biblia al latín), la primera en dividir el texto en versículos numerados. Fue esta traducción la que revisó y anotó Servet y publicó en 1542.
Y estando en Lyon recibe un encargo que provoca un cambio importante en su vida. Es llamado por el arzobispo Palmier -que valoramucho sus conocimientos médicos- y le requiere para ir a establecerse en Viena del Delfinado (un municipio francés cercano a Lyon) y entrar a su servicio como médico personal.
Aquí, en Viena del Delfinado, practicando la medicina, ejerciendo como médico, encontrará Servet doce años de relativa tranquilidad.
Pero su pasado le persigue.
CALVINO
Estando aún en Paris, y probablemente durante algunas sesiones polémicas teológicas, conoció a Calvino.
Calvino fue un teólogo francés creador de una severa reforma religiosa que impuso por la fuerza en Ginebra. (Calvinismo) De la misma edad aproximada que Servet, con 14 años había estudiado teología en París. Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas de la teología de Martín Lutero.
Calvino y Servet chocaron frontalmente y su relación fue mala desde el primer momento. Si Servet era además de estudioso, polemista y obstinado, Juan Calvino, en opinión de Menéndez Pelayo no tenía, ni mucho menos, mejor carácter: “Calvino era la antítesis de Servet, corazón duro, envidioso y mezquino, de entendimiento estrecho aunque claro y preciso. Organizador rigorista, inflexible y sin entrañas. Nacido para la tiranía alma de hiel y tortuosa dialéctica, Él, con su Reforma esparció, sobre Ginebra una lóbrega tristeza” [xii]
Parece ser que, en un determinado momento, decidieron plantear una polémica pública, ante testigos, una especie de desafío teológico y para ello acordaron un lugar y una fecha. Pero llegado el momento, Servet no se presentó. No se saben bien las razones, pero sí se sabe que Servet ya había sido condenado por la Inquisición y tal vez creyó que el encuentro era una encerrona por parte de Calvino. El caso es que no acudió a la cita y cabe pensar que esto aumentó la animadversión de Calvino hacia Servet. Tanto Calvino como Servet tuvieron que huir de Paris por los nuevos vientos represores. Calvino se dirigió a Basilea cambiando su nombre por el de Martín Luicanus y Servet se dirigió de nuevo a Lyon con su nombre de Michel de Villaneufve. Los dos hombres no volverían a encontrarse hasta veinte años después.
Luego, estando en Viena del Delfinado, Servet –polemista acérrimo y contumaz- entabló correspondencia con Calvino, treinta cartas envió a Calvino. Pero la relación pronto se truncó; las ideas de Servet exasperaron de tal modo a Calvino que este decidió ignorarle; pero, en ese momento, recibe y lee de Servet, un manuscrito del libro sobre el que había estado trabajando profunda y tenazmentedurante los años de Viena del Delfinado.
El manuscrito que acababa de leer Calvino tenía por título: Christianismi Restituttio.
CHRISTIANISMI RESTITUTTIO
¡Este! fue el libro que halló Dániel Márkos Szentiványi en una librería de Londres. Este era el libro prohibido que llevó consigo de regreso a su país y que contenía los planteamientos teológicos que inspiraron su propia religión: el Unitarismo.
Por tanto, conviene esbozar unas pinceladas acerca del contenido de este libro, porque fue la causa última que llevó a Servet a la hoguera y porque aparece en él un descubrimiento científico colosal.
Servet era un erudito del Renacimiento. En Paris, había publicado el tratado sobre medicamentos: Syruporum Universa Ratio (que tuvo que firmar con el pseudónimo de Michael Villanovanus). En Charlieu fue contratado para publicar la Geografía de Ptolomeo y la Biblia latina de Santos Pagnini. Y Durante su estancia en Viena del Delfinado, requirieron a Servet para realizar un trabajo crítico que pudiera enriquecer la edición de una obra médica clásica: el Dioscórides (sorprendentemente, uno de estos ejemplares fue descubierto en 1995 en la casa parroquial del pueblo de Sesma, en Navarra)[xiii]. Editó también el Enkiridion o tratado de sustancias compuestas. No cabe duda de su amplia erudición y vastos conocimientos aunque, y sobre todo, estudiaba a fondo y con empeño Teología.
Tras años de duro trabajo examinando las sagradas escrituras en lenguas antiguas, consigue publicar su obra cumbre, su tratado teológico en el que expone ampliamente todas sus opiniones e ideas: Christianismi Restittutio.
Es su obra más importante. Tarda diez años en escribirla y (como hemos dicho) envía un primer manuscrito a Calvino en 1546 (toda una locura que le acabaría costando la vida). Aunque el manuscrito lo había terminado en 1546, continuó retocándolo a lo largo de siete años. Servet encontró muchas dificultades para poder imprimirlo. Uno tras otro, diversos libreros se fueron negando a imprimirlo[xiv] pues el carácter herético del mismo inculpaba también a quien lo imprimía. Por fin, accede un impresor de Lyon, Baltasar Arnoullet. Exige que se haga clandestinamente en un lugar de las afueras de Viena del Delfinado y hace que Servet, además de corregir las pruebas, corra con todos los gastos. Servet acepta todas las condiciones.
La impresión se prolongó desde el 25 de septiembre de 1552 hasta el 3 de enero de 1553. Finalmente sale a luz, sin nombre de autor, ni de impresor, ni del lugar de impresión, ni de la imprenta.
En Christianismi Restituttio expone Servet sus ideas teológicas:
- Dios es Uno, y no trino.
- Jesucristo: Es solamente humano. Se hizo Dios al ser hombre, pero no antes. No es eterno.
- Neoplatonismo. Como erudito del Renacimiento, rechaza el escolasticismo de la Edad Media y ve en Platón, la cantera de donde extraer conceptos.
- Emanantismo: que hacía ver un alma en el mundo (el panteísmo condenado por la Iglesia). Cristo está en todas las cosas. El mundo está lleno con él
- Anabaptismo: Servet sólo admitía dos sacramentos, bautismo (pero no de los párvulos sino de los adultos) y la cena (Eucaristía).
Todos los planteamientos teológicos fueron declarados heréticos y el libro, prohibido por la Inquisición, tanto Católica como Protestante.
De cualquier forma, pese a las nefastas consecuencias que provocó en Servet, Christianismi Restituttio hubiera podido ser un tratado teológico más de los muchos que se escribieron entre los siglos XV y XVII. Pero de las 734 páginas del original, envueltas en disquisiciones teológicas, aparecen 5 páginas (desde la 168 a la 173) sorprendentes, maravillosas desde el punto de vista científico.
LA CIRCULACIÓN PULMONAR DE LA SANGRE
¡Ciencia! En medio de un tratado de teología aparece una descripción fisiológica sorprendentemente exacta y desconocida hasta la fecha: la primera descripción impresa de la circulación pulmonar de la sangre.
Pero, ¿Por qué? ¿Qué motivo hay para que Servet deje escritas unas páginas de anatomía y fisiología en su tratado teológico? ¿Qué nexo, qué punto de unión existe entre la anatomía y la teología? ¿Cómo llega a relacionar el corazón, los pulmones y la sangre con la idea de Dios o de Jesucristo?
Servet ha estudiado en profundidad y en las lenguas originales la Biblia. Analiza y conoce cada uno de sus versículos y hay tres capítulos que, según él, son clave:Génesis,9 -5; Levítico, 7-25 Y 7-27; y Deuteronomio, 12-16. (En los tres se especifica que el alma, el spiritus, está en la sangre. El espíritu[xv] divino –dice Servet- está en la sangre, el espíritu divino es él mismo, la sangre. No se dice en la Sagradas Escrituras que el espíritu divino está en las paredes del corazón o en el hígado o en el cerebro, sino en la sangre, como nos fue revelado… ) y cita aquí los tres capítulos anteriores.
A Servet le interesa el circuito recorrido por el alma –el llamado espíritu vital según la tradición platónica y galénica- y si el alma está en la sangre, -dice Servet- para lograr comprenderla debe uno estudiar previamente la circulación de la sangre.
Servet explica minuciosamente su genial descubrimiento, lo que hasta entonces nadie había dicho en Occidente: que hay una circulación menor de la sangre.
Contrariamente a lo que había escrito Galeno y era de aceptación general, el tabique entre los ventrículos no tenía poros ni aberturas por los que pudiera pasar la sangre. La sangre parte del ventrículo derecho, llega los pulmones y pasa al ventrículo izquierdo.. Pero en los pulmones –y esto lo descubre Servet- la sangre se mezcla con el aire inspirado. Los pulmones no envían solo aire al corazón, sino la sangre mezclada con aire.
La mezcla de sangre y aire –dice Servet- tiene lugar en los pulmones. El color rojo dado a la sangre lo ha sido en los pulmones, no en el corazón.
Y lo justifica.
En el ventrículo izquierdo no existe espacio suficiente para tan grande y copiosa mezcla. El tabique interventricular no tiene poros ni mecanismo de unión como dice Galeno. La sangre no puede comunicarse del ventrículo derecho al izquierdo. La unión entre ambos ventrículos se da por un magno artificio: el recorrido pulmonar. La vena arteriosa trasfunde sangre a los pulmones donde es elaborada, se convierte en rojo claro y de aquí, a la arteria venosa y a través de la expiración se purifica de los vapores fuliginosos. Si alguien compara estos hechos con los que escribió Galeno podrá comprobar cabalmente una verdad que era desconocida de Galeno.[xvi]
Por tanto, el espíritu vital, el alma –dice Servet- que va en las alas de los vientos, penetra íntegramente por la respiración, se mezcla en los pulmones con la sangre y reside en las arterias donde está la sangre purificada en los pulmones.
El propio Servet, corroborando su experiencia anatómica, advierte: el que no haya visto estas cosas, escasamente podrá entenderlas.
LAS AMENAZAS SE CONCRETAN
El manuscrito de Christianismi Restituttio había llegado por fin a Calvino y, después de leerlo, su inquina y enemistad hacia Servet se acrecientan de tal manera que, en una carta escrita por Calvino a su íntimo amigo Farel, escribe: “Si Servet viene aquí a Ginebra y si mi autoridad sirve de algo, nunca le permitiré que se marche vivo”.[xvii]
Cuando se recibe la noticia de que Servet ha impreso ya el libro, La Inquisición, tanto católica como protestante se apresuran a declararlo prohibido y su autor, perseguido por el pecado de herejía.
De la obra se imprimen 800 ejemplares. Y para su difusión se distribuyen en tres bloques: Un bloque a un librero de Ginebra donde estaba Calvino. Un segundo bloque a Frankfurt, cuyos ejemplares son ordenados destruir secretamente tras un aviso de Calvino. El tercer bloque se envía a Lyon pero es devuelto a Viena del Delfinado, donde se encontraba Servet en ese momento y es cuando la Inquisición Católica – ¡apoyada por Calvino, que trama una trampa para apresarle![xviii] – ordena su encarcelamiento y su condena a la hoguera. Los acontecimientos se precipitan.
Servet es encarcelado en Viena del Delfinado pero logra escapar. No obstante, siguiendo la costumbre de la época, Servet es quemado en efigie. La Inquisición Católica prepara una hoguera y quema una imagen de Servet junto la totalidad de los ejemplares que había en Viena del Delfinado.
Servet está huido y escondido. Mientras tanto, sus perseguidores averiguan la imprenta donde se imprimió el libro. Y dado que Servet, después de todo, no se resistió a que el libro fuera enteramente anónimo, poniendo sus iniciales M.S.V. -Michael Servetus Villanovanus- impresas al final del libro, no hay duda de la autoría del mismo.
Es en esos días, cuando -sin que los historiadores hayan podido averiguar las razones- Servet se mete en la boca del lobo: sale de su escondite y se dirige a Ginebra. En Ginebra gobierna con absoluta autoridad Calvino, el mismo que, años atrás, había confesado a su amigo Farel, que no le dejaría salir vivo. Servet, pronto, es reconocido y apresado y Calvino cumple su amenaza.
UNA HOGUERA EN CHAMPEL
Hay un proceso, hay un juicio.[xix] Hay un abogado, Germán Colladón, que asesora a Calvino. A Servet, pese a pedirlo, no le permiten disponer de abogado.
Servet, que es vejado y maltratado en su celda, se defiende rabiosamente, con los mismos argumentos que había esgrimido en sus libros y persiste en todos sus planteamientos. Y no sólo eso; en su defensa pasa al ataque, escribe una amplia carta dirigida a los jueces y presenta una lista de seis preguntas que se deben realizar a Calvino. La carta la termina con ¡una petición de condena para Calvino! Y pide justicia. ¡Justicia!
También hay una sentencia.[xx] Se publica el 27 de octubre de 1553. Te condenamos a ti Miguel Servet, de Villaneufve, del Reino de Aragón, en España, a ser atado y conducido al lugar de Champel y atado a un pilote quemarte vivo junto a tus libros…
Y, en las afueras de Ginebra, en un lugar denominado la colina de Champel, prendió una terrible hoguera. Servet murió allí.
SALVADOS DE LAS LLAMAS
No se sabe bien cómo, pero milagrosamente han llegado hasta nuestros días tres[xxi] de los 800 ejemplares de Restituttio Christianismi, uno se halla en la Universidad de Edimburgo, está incompleto pues le faltan las primeras 16 páginas, suplidas con un manuscrito del siglo XVI copiado probablemente de un borrador anterior del libro. Otro ejemplar se halla en la Biblioteca Nacional de Francia en París y por diversas razones se cree que fue el que utilizó Germán Colladón, el abogado de Calvino que, por una paradójica ironía, reteniéndolo, contribuyó a conservar el libro que quiso destruir.
El otro ejemplar se guarda en Viena, en la Biblioteca nacional de Austria. Es el que Dániel Márkos halló en Londres en 1665. De regreso a su patria lo entregó a su comunidad religiosa de los Unitarios. Esta, a su vez, lo regaló al conde húngaro Samuel Teleki. El conde, comprendiendo la rareza y valía del libro lo regaló al emperador José II, quien recompensó el donativo con un diamante. Luego, el ejemplar fue llevado a Viena y desde entonces se custodia en la Biblioteca Nacional de Austria.
Quizás alguien salvara este ejemplar de las llamas o tal vez, fuera algún ejemplar rescatado del mercado de Frankfurt, pero sigue siendo un misterio cómo, ni por quién, fue llevado el libro a Londres.
EPÍLOGO
EL LEGADO DE SERVET [xxii]
Servet, como hemos visto, fue un humanista del renacimiento cuyos escritos abarcaron diferentes saberes. Pero su legado trasciende su obra.[xxiii]
Servet, además de teólogo heterodoxo, humanista y pionero de la libertad de conciencia, fue médico, y al decir de los historiadores[xxiv] no fue ni algo secundario, ni un mero accidente en su vida, ni un honroso modus vivendi. Fue un factor esencial y decisivo en su pensamiento. Y aunque tras su muerte el descubrimiento de la circulación pulmonar permaneció ignorado durante casi un siglo, hasta que el teólogo Unitario, William Wotton, lo hizo público en 1694. Cuando quedó establecido que el corazón y los pulmones se sitúan como centro anatómico del sistema cardiorrespiratorio, el teólogo Servet comenzó ser magnificado como científico.
Por otra parte, la ejecución de Servet escandalizó a muchos pensadores de toda Europa, principalmente en el ámbito protestante. De hecho, el clamor contra la muere de Servet se extendió desde Suiza a Lituania y desde Alemania a Italia, allí donde se enarbolaba la bandera de la libertad religiosa. Esto llegó a tal punto que una de las consecuencias que trajo fue que, incluso dentro del protestantismo, surgieran disidencias. Una de ellas fueron las Iglesias Unitarias, surgidas de los movimientos antitrinitarios que consideraban a Servet su inspirador, pionero y primer mártir.
Ya en el mismo año de su muerte, comenzaron los apoyos a Servet y una de las figuras que más destacó fue Sebastián Castalión, un humanista y teólogo francés, que se declaró defensor de Servet y lo hizo enfrentándose a Calvino. Publicó dos obras (si bien desde el anonimato pues la Inquisición seguía presente) en las que exponía, dentro del protestantismo, el problema de la libertad de pensamiento. Es famosa la frase que expresó en su obra De heretics: Matar a un hombre por defender una doctrina, no es defender una doctrina, es matar a un hombre.
Castellión, que permaneció silenciado precisamente para evitar su influencia en el liberalismo religioso, subrayó que la razón es la facultad fundamental de los seres humanos, lo que le convertía en precursor del racionalismo, la corriente filosófica que luego tomó cuerpo con Montaigne y Descartes.
Y es destacar que, desde mediados del siglo XIX, Servet ha comenzado a ser reivindicado por partidarios del librepensamiento, que vieron en su ejecución una prueba de los peligros que conlleva el fanatismo religioso.
Marian Hillar, estudioso polaco-norteamericano de la obra de Servet, piensa que la ejecución de Servet, fue el punto de inflexión en la ideología y mentalidad dominantes desde el siglo IV d. C. Históricamente hablando, con la muerte de Servet, la libertad de conciencia acabó convirtiéndose en un derecho civil en la sociedad moderna. [xxv]
Y Ángel Alcalá Galve, experto servetista, Catedrático en la Universidad de Nueva York dice que: Servet merece ser rehabilitado no sólo por ser uno de los grandes sabios del Renacimiento, sino por haber iniciado, aun a costa de su vida, el reconocimiento universal del derecho a la libertad de conciencia y de expresión, que a través de una egregia serie de eslabones—Castellio, Sozzini, Crell, Spinoza, Voltaire, Jefferson— ha llegado a inspirar y a cristalizar en las constituciones democráticas de los países que quieran ser llamados modernos. En algún sentido, todos los demócratas del mundo somos de alguna manera hijos de Servet. [xxvi]
En el año 2003, en la casa natal de Servet, se publicó un manifiesto como colofón del 450 aniversario de su muerte, El Manifiesto de Sijena.[xxvii] Sus palabras finales son: …Y así se mostrará que la hoguera de Servet no ardió en vano. Que la luz de su fuego nos seguirá iluminando.
© Juan Pedro Fernández Romero
[i] http://www.unitar.hu/Tudastar/pantheon/pantheon/szentivmarkosdaniel.htm
[ii] https://es.wikipedia.org/wiki/Ferenc_D%C3%A1vid
[iii] https://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_protestante
[iv] William Osler Ars Medica. Revista de Humanidades 2007; 1:93-119 https://www.fundacionpfizer.org/sites/default/files/ars_medica_jun_2007_vol06_num_1_093_miguel_Servet.pdf
[v] Hay discrepancias referidas tanto al lugar como a la fecha de nacimiento (ver por ejemplo: http://www.unedtudela.es/noticias/noticia/5432 )
[vi] file:///C:/Users/jpfro/Downloads/338633-Text%20de%20l’article-487877-1-10-20180705.pdf
[vii] William Osler (Op.cit. pág. 96)
[viii] Fernando Martínez Laínez.- Historia de un Fugitivo. 2003 (Pág. 75 )
[ix] (https://www.fundacionpfizer.org/sites/default/files/ars_medica_jun_2007_vol06_num_1_093_miguel_Servet.pdf)
[x] Franco García Bragado. Miguel Servet y su descubrimiento de la circulación pulmonar. (pág.9)
[xi] http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-los-heterodoxos-espanoles/html/
[xii] Tomado de Historia de un Fugitivo, (Ibid) pág: 80.
[xiii] Ver: Francisco J. González Echevarría. Miguel Servet, editor del Dioscórides.(1997) (pág. 10)
[xiv] https://es.slideshare.net/encuentros3cantos/miguel-Servet-10788176
[xv] Ver José Barón Fernández, (Ibid) pág. 248 y siguiente.
[xvi] Para una lectura más detallada: José Luis Nieto Amada.-. Las ideas teológicas de Miguel Servet acerca de la circulación de la sangre. Y Francisco García Bragado.-. Miguel Servet y su descubrimiento de la circulación pulmonar
[xvii] Citado en: José Barón Fernández.- Miguel Servet. Su vida y su obra. (pág. 221)
[xviii] Fernando Martínez Laínez (Ibíd.) pág. 152 y siguientes.
[xix] Ver Roland H. Bainton. Historia de un fugitivo, para un detallado relato.
[xx] Roland H. Bainton. (Ibíd.) . Págs. 212- 214
[xxi] Roland Baiton (Ibid,) pág. 262
[xxii] Miguel Servet ha generado a lo largo del tiempo todo un asombroso campo de estudio sobre su figura y su obra. No son pocos los historiadores y eruditos que se han especializado siendo auténtico servetistas.
En Servet, el hereje perseguido, el libro citado en este artículo, se incluye un apéndice con una bibliografía de Servet (preparada por Ángel Alcalá) donde aparecen:
68 biografías y estudios generales; 71 monografías y estudios de temas concretos; 75 trabajos sobre algunas cuestiones teológicas; 93 estudios sobre el descubrimiento de la circulación de la sangre y otros temas médicos; 16 sobre el Servet geógrafo y astrónomo.
En España se creó en 1976 El Instituto de Estudios Sijenenses “Miguel Servet”, como centro de referencia de estudios “servetianos” en España y en el extranjero.
Existe una página Web: Miguel Servet – Centro de Investigación: https://michaelservetuscenter.org/home-2/ cuyo objetivo “es reunir todos los aspectos principales conocidos en torno a la vida, a la obra y a la importancia de Miguel Servet “ (nota del autor)
[xxiii] https://miguelservet.org/home/content/49/importancia-de-servet
[xxiv] José Luis Nieto Amada, Op. Cit. Pág. 44
[xxv] Citado en : https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Miguel_Servet&oldid=104248904#cite_note-22
[xxvi] http://www.iesmiguelServet.es/wp-content/uploads/2016/11/MIGUEL-SERVET-VII_DEF.pdf pág. 178
[xxvii] https://miguelservet.org/home/content/12/manifiesto-servetiano
BIBLIOGRAFÍA:
ROLAND H. BAINTON (1973).- Servet, el hereje perseguido. Ed. Taurus. 301 págs.
FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ( 2003).- Miguel Servet, historia de un fugitivo.- Ediciones Temas de Hoy.. 199 págs.
FRANCISCO J. GONZÁLEZ ECHEVARRÍA (1977).- Miguel Servet, editor del Dioscórides. Edita: Instituto de estudios Sijenenses. 98 págs.
FRANCISCO GARCÍS BRAGADO (1977).- Miguel Servet y su descubrimiento de la circulación pulmonar. Edita: Instituto de estudios Sijenenses. 1977 45 págs.
JOSÉ LUIS NIETO AMADA (2010).- Las ideas teológicas de Miguel Servet acerca de la circulación de la sangre. Edita: Instituto de estudios Sijenenses; Servicio de publicaciones de la Universidad de Zaragoza. 106 págs.
JOSÉ BARÓN FERNÁNDEZ (1989).- Miguel Servet, su vida y su obra. Espasa Calpe. Colección Austral. 505 págs.
LAWRENCE AND NANCY GOLDSONE (2002).- Out of the flames.: The remarkable stoy of a fearless scholar, a fatal heresy and one of the rarest books in the world.- Broadway books, New York.353 págs.
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