RESUMEN
El cuerpo humano es simétrico a grandes rasgos, pero si se observa con detalle puede descubrirse una larga colección de asimetrías. El juego simetría/asimetría se relaciona con la belleza, con los objetos de la vida cotidiana y, mucho más allá y a cualquier escala, desde la ínfima partícula de la materia hasta las grandes estructuras del universo.
La simetría especular, que determina la quiralidad, es detectable en los electrones, en la geometría, en las partes del cuerpo, en los abrelatas, en las moléculas y los cristales, en las formas de los seres vivos e inertes e incluso en los planetas, las estrellas, los sistemas estelares y las galaxias.
El descubrimiento de interacciones entre la luz y los cristales, primero, y con los compuestos quirales en disolución después, abrió un camino sorprendente a la comprensión de los efectos de la quiralidad y llevó al inesperado protagonismo de la luz polarizada en el desarrollo de aplicaciones para los más diversos usos.
Dado que estamos hechos de moléculas, los seres humanos tenemos moléculas quirales que establecen una asimetría interior cuyas implicaciones alcanzan a las interacciones entre las substancias que constituyen el organismo. La actividad fisiológica viene marcada también por la quiralidad. Una consecuencia de ello es el distinto efecto que tienen las variantes quirales de los medicamentos, cuyo conocimiento tiene vital importancia.
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